Hoy vengo a contar la primera vez que vi con mis propios ojos (o casi) nuestra galaxia vecina, Andromeda. Y Saturno, Jupiter y cúmulos de estrellas. Dormir en un observatorio en Bélgica me dio la oportunidad de mirar por el telescopio, aprender sobre el espacio y su observación y… de dormir en la cúpula de un planetario con una proyección del cielo estrellado a tiempo real. ¿Quieres saber más?
¿Qué es la Nuit Insolite en el Observatoire Centre Ardenne?
Situado en el sur de Bélgica en plenas Ardenas, el Observatoire Centre Ardenne ofrece lo que llaman la “Nuit Insolite” (noche insólita). Si buscas ideas para regalar (y para disfrutar tú mismo/a), ¡ojo al dato!
En la «Nuit Insolite» vas a observar con telescopio con un guía que te enseñará los objetos celestes más guays que se puedan ver el día de tu visita. Van a hacerte un tour de todas las cúpulas de observación. Y vas a dormir bajo una cúpula con el cielo proyectado sobre ti. No veo qué más se puede pedir, la verdad.
Bueno, sí, en verano sacan unas mini-cúpulas de exterior y podrás dormir prácticamente al aire libre. Eso sí, dependen de que haga muy buen tiempo para habilitar esta opción.
✅ Está incluido en el precio: la visita guiada, la noche en la cúpula y ¡el desayuno del día siguiente!
✅ Las instalaciones cuentan con baños y una ducha.
❌ NO están incluidas las toallas, las tendrás que llevar de casa. También aconsejan llevarte tus propias sabanas, aunque ellos te dan unas sábanas bajeras y unas mantas.
💸 Precio: 195€ de lunes a jueves y 210€ de viernes a domingo + festivos (todo incluido para dos personas – precios de 2021) 💸
Link para reservar: La Nuit Insolite – Observatoire Centre Ardenne

¿Cómo llegar al Observatoire Centre Ardenne?
Aquí un mapa sobre cómo llegar al observatorio. Es cierto que hay que ir en coche, ya que como verás, está donde Cristo perdió la chancla. Pero bueno, si quieres ver las estrellas es lo que toca, irte a algún lugar sin contaminación lumínica. La diferencia con el cielo de Bruselas era increíble.
Observación con telescopio
Salimos pitando del trabajo para recoger el coche de alquiler en el aeropuerto y nos pusimos rumbo al observatorio. Al llegar, nuestro guía nos enseñó nuestros adorables aposentos. Y una servidora se emocionó al verlo y se puso a cotillear el lugar como si nunca hubiera visto un planetario. Para ser justos, solo había visto uno o dos en mi vida, así que la ilusión estaba justificada.
Hay que admitir que tuvimos una suerte que ni nos la creíamos. A simple vista ya se veían la Vía Láctea y varias constelaciones, e incluso se intuía la forma de nuestra galaxia vecina, Andrómeda. A finales de septiembre. Son palabras mayores en Bélgica.
La visita guiada empezó por observar con telescopio desde una de las cúpulas que tienen. Si a simple vista ya se veía todo lo mencionado arriba, imagina lo que nos mostró el telescopio.

Lo primero que nos enseñó el guía fue Júpiter. Pero no te digo Júpiter en plan «ahí al fondo se ve un punto de luz y como yo te digo que eso es Júpiter tú como analfabeta de la astronomía te lo crees». No, no. Júpiter tal y como lo veíamos en los libros de texto del colegio, con sus rayas de colores y su cúmulo gaseoso de un color más oscuro. No me lo podía creer.
Va el señor y luego nos enseña Saturno. Saturno como aparece en los Atlas del cole (ay que antigua que es una), ahí brillante como el solo y con su anillo bien definido. Otras cosas molonas que nos enseñó fueron cúmulos de estrellas que parecían un diamante explotando, una estrella que se estaba consumiendo y tenía unos anillos de luz alrededor y dos estrellas que cada persona veía de un color.
Y una ahí disfrutando como una enana.

Observación con prismáticos y la visita al planetario
Dada nuestra suerte con el cielo despejado, nuestro guía (Giles se llamaba, muy majo él) aprovechó para enseñarnos más objetos, esta vez con prismáticos.
Nos dio una clase exprés sobre las constelaciones, se veían unas cuantas ese día. También se distinguía perfectamente la Estrella Polar, algunos cúmulos de estrellas, ¡e incluso vimos un par de estrellas fugaces!
Se me quedó el cuello agarrotado de tanto mirar para arriba pero mereció la pena cada segundo, era mi primera vez observando y no me creía lo que estaba viendo.
Para terminar la visita fuimos a echar un vistazo al equipo y los programas informáticos que tenían en el centro, recuerdo que había algunos miembros del club observando por su cuenta aquel día. Lo último que nos enseñó el guía fue la proyección sobre la cúpula donde íbamos a dormir, la cual mostraba el cielo de aquel mismo día a tiempo real.

Desayuno y cotilleando el observatorio por la mañana
Tras dormir entre estrellas (literalmente, entre las de la cúpula y las de los estampados de las mantas), nos levanamos y el bueno de Giles ya había llegado con el desayuno.
He de decir que el tema desayuno fue toda una sorpresa, yo pensé que tendrían cuatro cosas en el centro, pero luego resultó que el guía nos preguntó lo que queríamos desayunar y nos lo trajo en persona sin cobrarnos nada extra. Mil puntos para Giles.

Nos quedamos charlando con él sobre lo divino y lo humano y antes de partir nos dedicamos a cotillear el centro un rato más.
Creo que está claro que recomiendo esta experiencia al 100%, si bien es difícil acceder a la zona, la visita es tan única y memorable que merece mucho la pena. Si quieres reservar, lo puedes hacer a través de su página oficial (en francés), donde verás las fechas que tienen disponibles:
La Nuit Insolite – Observatoire Centre Ardenne
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